martes, 23 de febrero de 2016

El bueno, el feo y el malo

Cuando nos iniciamos en el mundo de los jabones, y los primeros nos salen tan bonitos y tan fáciles, pensamos que esto de hacer jabones está "chupao".
Pues no.
Los jabones, a veces, parece que tienen vida propia, y deciden por sí mismos si quieren ser bonitos, dar guerra para cuajar o ser diferentes a como nosotras los habíamos planeado.
Ese ha sido el caso de estas tres últimas tandas, a las que yo he bautizado con "el bueno, el feo y el malo", como aquel western de Clint Eastwood.
El primero, un jabón al té verde y avena, nos salió perfecto en nuestro taller de jabón de Febrero. Este era el jabón BUENO.
Jabones y más cosas. Jabon de té verde y avena
Jabones y más cosas: Jabón feo
Pero, oh dioses!!! La tanda del jabón de lavar que hizo nuestra amiga Lola, no estaba por la labor de ser nada bueno, y sí por el contrario decidió ser rematadamente FEO:
De entrada, este jaboncito tan rebelde, no quería cuajar. El caso es que parecía que si, pero pronto se empezó a separar el agua del jabón, así que tuvimos que hacerle unos agujeros al brick de leche donde lo echamos para que fuera drenando el líquido. Tardó dos días en "endurecerse" y cuando he abierto el recipiente para cortarlo, me he encontrado con esa masa informe, medio dura medio blanda... Este pobre acabará siendo jabón líquido para la lavadora, en cuanto se endurezca y podamos ralllarlo.
Esto no significa que nuestro jabón no vaya a limpiar, pero evidentemente no va a ser un jabón que queramos mostrar orgullosas a nuestras amigas.
Como era ya la segunda vez que nuestro jabones para lavar no nos salían bien a la primera en los talleres, decidí hacer una nueva tanda, esa misma tarde, para así tener jabones listos para repartir el próximo día.
Y, siguiendo la tónica de nuestros jabones con vida propia, esta tanda decidió gastarme una broma.
En un principio, parecía que el jabón había cuajado a la primera y sin problemas. Después de echarlo en el molde del brick, generó mucho calor y endureció correctamente. Se volvió blanco y se veía muy bonito desde arriba.

Pero al sacarlo del molde, me dió la sorpresa: éste también se había separado la lejía del jabón, el líquido estaba todo abajo, y la parte interior del jabón, en vez de ser tan blanca como aparentaba desde arriba, era tipo gel, aunque estaba bien duro. Como me engañó a la vista, decidí que este jabón habia sido un"MALOTE".


Estas historias y otras más irán surgiendo en nuestro periplo por este mundo de los jabones que, como veis, salen como ellos quieren salir. 
Nosotras solo somos "la mano que mueve la batidora"....

1 comentario:

  1. Gracias Mª Luisa! todo un descubrimiento para mi el mundo de los jabones, maravilloso tu blog

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